Los usos de los patrones de brillo pueden ser diferentes dentro de una empresa. Así, estos patrones pueden utilizarse en la verificación diaria de un equipo, o bien en la intercomparación de varios equipos dentro de una misma empresa, o bien para realizar comprobaciones periódicas o, incluso, para llevar a cabo calibraciones internas.
Habitualmente, los patrones de brillo se calibran con tres geometrías: 20º, 60º y 85º. Estos valores hacen referencia al ángulo de incidencia y reflexión de la luz con respecto a la normal de la superficie que se quiere evaluar.
Sin embargo, la industria papelera y el sector de las artes gráficas utilizan patrones de brillo de geometría 75º.
El patrón de referencia que suele suministrarse junto a cualquier brillómetro es una superficie de vidrio negra pulida de alto brillo. Suele hacerse uso de este patrón para su puesta en funcionamiento, así como para realizar el ajuste habitual del equipo –es decir, el ajuste que se realiza normalmente a diario-. De esta manera, la empresa se asegura que se verifica una medida correcta del brillo.
Los patrones de ajuste o puesta a punto indican su valor en unidades de brillo para las diferentes geometrías de medida.
Es muy aconsejable que estos patrones se mantengan en condiciones óptimas, libres de rayaduras, de polvo o de huellas dactilares, por ejemplo, puesto que, si no fuera así, el uso de los patrones podría dar lugar a errores en las medidas. Así, los patrones de brillo han de ser estables y requieren unas condiciones especiales de mantenimiento y de limpieza.