La medida de la opacidad, como propiedad óptica, suele tener utilidad en aplicaciones medioambientales, puesto que, entre otras cosas, la opacidad se relaciona con la emisión de gases a la atmósfera, principalmente generados a raíz de la combustión de los motores diésel de los vehículos.
Es por este motivo que el control de los gases que emiten los automóviles con motor diésel se realiza con un opacímetro en los centros de Inspección Técnica de Vehículos (ITVs). Estos equipos miden la cantidad de luz visible que es absorbida o dispersada por una columna de humo o gas. Así, los opacímetros cuentan con una fuente de luz, que emite a una determinada longitud de onda, y un detector que registra la cantidad de luz que atraviesa la columna de humo o gas, o lo que es lo mismo, la cantidad de luz que no se ha absorbido o dispersado. La distancia entre la fuente de luz y el detector se conoce como camino óptico o longitud óptica efectiva.